Artista colombiana nacida en Cali, 1952 . Estudios realizados: 1974 Bachelor of Fine Arts College of New Rochelle, New York 1977, Master of Fine Arts Pratt Institute, New York.
Alicia Barney ha trabajado con el paisaje y en el paisaje. Señalando básicamente sus propiedades dramáticas, su tragedia ante la depredación y la extinción. El Río Cauca, que tanto pintó Zamora fue motivo de su estudio conmovedor que evidenció su deterioro y condición moribunda. Yumbo, nuestra productiva zona industrial, tratada por Rendón, fue igualmente lugar de su proyecto sobre polución. Cierran esta muestra los paisajes muertos de Barney, ejemplificados por basura de playa (Bocagrande), hojas secas del bosque y elementos distintos en descomposición, como una materialización del arte del paisaje que no sólo va dirigido a nuestra vista, sino que apuesta agudamente a nuestra conciencia.
1995 Miguel Gonzáles
Texto a propósito “Comportamiento del paisaje VII festival internacional de arte de Cali”
Museo de arte moderno La Tertulia
Sobre Alicia Barney
Un arte para los años ochentas
Álvaro Barrios | 1980
Alicia Barney: el paisaje alternativo
Miguel González | 1982
Álvaro Herazo | |1982
En el proceso regional de la biovanguardia
José Hernán Aguilar | 1984
En el proceso regional de la autobiovanguardia
José Hernán Aguilar | 1985
José Hernán Aguilar | 1993
Alicia Barney - Aves en el Cielo
María Teresa Guerrero | 1993
Texto a propósito de la exposición “Pulsiones”
Miguel González | 1993
Texto a propósito “comportamiento del paisaje VII
festival internacional de arte de Cali”
Miguel González | 1995
Carlos Jiménez | 1999
Conversación con Alicia Barney Caldas
Revista Errata #10 | 2014
María Belén Sáez de Ibarra | 2014
La secta de los artistas olvidados
Lucas Ospina | 2014
Carmen María Jaramillo | 2016
Ponerse en sincronía con el Otro:
la poiética de AliciaBarney Caldas
Alicia BARNEY: En el país de las maravillas
Emilio Tarazona | 2020
UN ARTE PARA LOS AÑOS OCHENTAS
Álvaro Barrios, 1980
"Arte para los años ochentas" es una muestra organizada por el Museo de Arte Moderno La Tertulia de Cali para ser exhibida en esa ciudad durante el mes de Mayo, en el Centro de Arte Actual de Pereira en Junio y en el Museo de Arte Moderno de Medellín en Agosto. Se reunió en ella a un grupo representativo de artistas colombianos que en los últimos cinco años han trabajado en el interés común del Arte de procesos, es decir, un arte que dirige su esfuerzo al proceso mismo que origina y da consistencia al hecho artístico. Este movimiento hacia un arte en el cual la idea supere e incluso reemplace la solución formal del mismo, fue planteado, a mi juicio, como una opción al vacío creado en el arte nacional en los primeros cinco años de la pasada década, la cual podría considerarse como un periodo de transición en la historia del arte contemporáneo colombiano. En efecto, a comienzos de los setentas no hubo nombres nuevos de reconocida trascendencia por cuanto no hubo propuestas importantes que enriquecieran esa misma historia. No hubo, como en los cincuentas, la vitalidad y el contenido del arte propuesto por Alejandro Obregón, Edgar Negret, Fernando Botero, Guillermo Wiedemman o Enrique Grau. Ni el equivalente a la propuesta a ellos, representada a partir de los años - 65 aproximadamente— en la obra de Beatriz González, Santiago Cárdenas, Pedro Alcántara, Bernardo Salcedo, Feliza Bursztyn o Luis Caballero. En ese período-paréntesis podríamos hablar, no obstante, de un nombre solitario, Antonio Caro, que consolidó su prestigio aportando a las artes plásticas del país un nuevo lenguaje con notable contenido. Fue sobre todo un período de gestación, unos años en los cuales se creó el clima propicio a un cambio fundamental que abarcase todas las tendencias del arte nacional.
Teniendo en cuenta todo esto, "Arte para los años ochentas" excluyó de sus propósitos realizar una selección del nuevo arte colombiano en general —el cual cuenta con muy serios exponentes, especialmente en el campo del arte abstracto y en la escultura— para presentar, en una visión de conjunto, sólo aquello que, en igualdad de importancia, pudiese cobijarse dentro del amplio abanico del Arte de Procesos.
La muestra no revestía por otra parte un carácter antológico o histórico. Se dio preferencia a los nombres de reciente figuración en el actual panorama del arte colombiano y especialmente a investigaciones muy recientes o actuales de esos artistas. De manera que no están incluidos en ella nombres como Beatriz González, Bernardo Salcedo, Feliza Bursztyn, Santiago Cárdenas o el mío propio, quienes, de una forma u otra, contribuimos en no poca medida al desarrollo del Arte de procesos en Colombia(1).
Igualmente, en el momento de organizarse la exhibición, el grupo "El Sindicato" de Barranquilla se había disuelto, por lo que se excluyó su participación en la misma. En total fueron invitados 24 artistas: Alicia Barney, Javier Iván Barrios, Adolfo Bernal, Delfina Bernal, Antonio Caro, Iginio Caro, Rodrigo Castaño, Fernando Cepeda, Jorge Mario Gómez, Patricia Gómez, Fabio Antonio Ramírez, Ramiro Gómez, Fabio González, Alvaro Herazo, Eduardo Hernández, Sandra Isabel Llano, Raúl Marroquín, Sara Modiano, Jorge Ortíz, Geo Ripley, María Rodríguez, Víctor Sánchez, Luis Fernando Valencia y Argemiro Vélez. Geográficamente, éste grupo está distribuido en la siguiente forma: 9 artistas trabajan en Barranquilla, 7 en Medellín, 4 en Bogotá, 1 en Cali, 1 en México, 1 en Holanda y 1 en Londres. La mayor parte de ellos respondió, como se esperaba, con propuestas que mostrasen en conjunto una faceta del arte nacional que solo en grupos aislados se había hecho presente en algunos Salones Nacionales de Artes Visuales y en los últimos Salones Atenas.
No obstante, algunos de los artistas que surgieron a partir de su participación en el Salón Atenas, fueron invitados a "Arte para los años Ochentas'' por, trabajos muy diferentes, en concepto, a los que realizaban en esa oportunidad. Tal es el caso de Fabio González, cuyas piedras en cerámica le acercan al conceptualismo que le da sentido a cierta rama del arte Hiperrealista (y es precisamente la ausencia absoluta de ese concepto lo que hace anodinas las obras de los hiperrealistas colombianos) en contraste con las galletas, pedazos de ponqué, monederos, etc. —clara reminiscencia del Pop Art— que mostró en el Salón Atenas. O el caso de María Rodríguez, quien fue invitada por sus carteles esotéricos (Mantras y fragmentos de textos sagrados) y no por sus obras de espejos quebrados.
Otros, como Antonio Caro, enviaron trabajos ya conocidos (el "Homenaje a Manuel Quintín Lame") y en este grupo se puede incluir a Eduardo Hernández ("La letra con sangré entra"), Sandra Isabel Llano (sus "Electrocardiogramas y Electroencefalogramas") y Rodrigo Castaño (los mismos Videos del Salón Atenas). Algunos artistas participaron con obras menores, como Geo Ripley, cuyas ambientaciones con indígenas y misioneros en persona, fueron- reemplazadas por una documentación fotográfica presentada en una inexplicable y gratuita composición visual. O por ejemplo Ramiro Gómez, quien después de su incursión experimental en "De lo Espiritual en el Arte"(2) (en donde exhibió un atado de leña humeante) y en "La Idea como Arte en Barranquilla"(3) (donde exhibió una rama de árbol forrada en cinta aislante negra) decidió hacer uno de los envíos más conservadores del salón: Esculturas de pedestal (!) pertenecientes a su ya tradicional serie de objetos verticales realizados con celosías de madera. Sin que la intención de la muestra haya sido promover lo innovador o experimental, es de toda forma curioso que un artista como Ramiro Gómez cumpliese su cita con el arte convencional precisamente en ella. Como se recordará, el reconocimiento de la obra de Ramiro Gómez se ha hecho en base al rechazo de concepto que su trabajo ha planteado siempre a una visión convencional de la creación artística (objetos con pelos humanos, dientes de perro, batracios momificados, insectos, plantas vivas, etc.).
Pero por otro lado "Arte para los años Ochentas" sirvió para confirmar nuevos valores del arte joven colombiano. Un ejemplo significativo es Alicia Barney. Su obra de crítica ecológica titulada "Yumbo"(4) es un rico aporte al área de la investigación como arte en Colombia. Porque esta idea, sea individual o de grupo —como en el caso de los tres arquitectos de Medellín: Patricia Gómez, Jorge Mario Gómez y Fabio Antonio Ramírez, quienes presentaron un proyecto sobrio e intelectual para un Monumento a José Martí en Cali— es una importante faceta del arte contemporáneo que no se había dado en Colombia con la intensidad y profesionalidad del momento presente.
Así lo confirman en esta exposición artistas que presentan Hechos Artísticos y no "obras", como en el caso de Delfina Bernal (su "Declaración de Amor a Jeff Perrone" con un fino e inteligente sentido del humor), Víctor Sánchez (con su teléfono sonando cada tres minutos para que el público escuche declaraciones de Marcel Duchamp y, si quiere, las discuta con el propio artista que está al otro lado de la línea en algún lugar de la ciudad) o la ya mencionada serie de Eduardo Hernández, consistente en escritos que el artista realiza con propia sangre.
También trabajos muy sofisticados, como los carteles de Adolfo Bernal, los "Mapas Para Estar en dos Lugares a la Vez" de Alvaro Herazo o las fotografías de Luis Fernando Valencia y Jorge Ortíz, con intereses tan distantes, por ejemplo, de las fotografías de crónica roja de Javier Iván Barrios o las construcciones de ladrillos de Sara Modiano, los sellos de caucho de Raúl Marroquín, los lienzos en blanco de Argemiro Vélez y los almanaques de Fernando Cepeda.
Finalmente, por distintos motivos ajenos a los organizadores de la exposición, algunos nombres no pudieron ser incluidos en ella, como Jonier Marín, jon Oberlaender y Miguel Angel Rojas. Las investigaciones de estos tres artistas encajan muy bien dentro del interés por darle un nuevo perfil al arte colombiano contemporáneo, empresa en la cual los artistas invitados a "Un Arte para los Años Ochentas" contribuyen en distinta medida, apoyados en una actitud intelectual fresca y renovadora, pero siempre lúcida y analítica.
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(1) Los muebles y telones de Beatriz González, así como sus obras para ser vendidas por centímetros; las "Histéricas", "Camas" y "Baila Mecánica" de Felizia Bursztyn, las "Bolsas de Heno" y "Multiplicaciones" de Salcedo los "Tableros" y El Espacio Ambiental de Santiago Cárdenas en 1968 y los "Grabados Populares" de Alvaro Barrios, son algunos ejemplos de ello. (Nota de la Redacción).
(2) Muestra que tuvo lugar en el Centro Colombo Americano de Barranquilla en 1978.
(3) Muestra que se efectuó en la Galería Partes de Medellín en 1979.
(4) 29 cubos fueron colocados sin tapa durante 29 días a la intemperie en el área industrial de Yumbo, municipio al norte de Cali. El 2 de Febrero se cerró la primera caja, Los cubos se fueron tapando consecutivamente cada 24 horas hasta tapar la última el 2 de Marzo. En el interior de los cubos quedó consignada parte de la polución que el viento arrastra hacia Cali durante un mes.
N de la R. A juicio de Alvaro Barrios, curador de la exposición, Arte para los años ochenta, fue complementada en el MAMM de Medellín, por los siguientes artistas: Miguel Angel Rolas, Jonier Marín, Juan Camilo Uribe, Ronny Vayda y Marta Elena Vélez.